domingo, 17 de abril de 2016

El Teatro Europeo en el Renacimiento

Teatro romano de Mérida
El teatro romano de Mérida, en España, es uno de los más bellos y mejor conservados de Europa.

A partir del siglo XV, diversos escritores, primero en Italia y después en otros países de Europa, centraron de nuevo su atención en el teatro de los antiguos griegos y romanos. Esa tendencia formaba parte de un redescubrimiento del mundo clásico, que hoy día se conoce como renacimiento. Los escritores volvieron a experimentar con el teatro, y durante los siglos XVI y XVII se extendieron por toda Europa muchas formas teatrales nuevas, desde obras y representaciones de marionetas, a óperas y ballets.
A mediados del siglo XVII las representaciones tuvieron tanto éxito en Italia y Francia, que se construyeron grandes teatros para albergarlas.
Durante el siglo XVI y principios del XVII el teatro tuvo un importante desarrollo en España y en Latinoamérica, con autores tan importantes como Tirso de Molina (que creó un personaje del que sin duda has oído hablar, Don Juan), Lope de Vega y Calderón de la Barca, en España, y sor Juana Inés de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón, en México.
También en esa época las obras de teatro se hicieron tan populares en Inglaterra como en la actualidad lo son los partidos de fútbol, y empezaron a construirse teatros cada vez más sofisticados. En ellos se representaron las obras de un autor del que sin duda has oído hablar, William Shakespeare.
En Francia, en el siglo XVII, conocieron un gran éxito las obras de un escritor llamado Molière, tras cuya muerte, en 1673, el rey ordenó la creación de una compañía llamada Comédie-Française, que en la actualidad es el teatro nacional más antiguo del mundo.
Teatro de Almagro
El teatro de Almagro, construido durante el siglo XVI en España, es el único corral de comedias que existe hoy día. Estos primitivos teatros, los primeros de España, se levantaban en torno a un hermoso patio central rodeado por dos pisos de galerías.

EL TEATRO EUROPEO DESDE EL SIGLO XVIII
Durante el siglo XVIII la mayoría de los teatros giraban alrededor de los actores protagonistas, que decidían a qué otros actores emplear, cuándo eran los ensayos y qué ropas debían utilizarse. Hoy día de esas cuestiones se ocupa el director de la obra.
En el siglo XIX un movimiento artístico llamado romanticismo influyó en muchos dramaturgos de Europa, que crearon obras basadas en los sentimientos de la gente y su vida espiritual. Una de las obras románticas más famosas es Fausto, escrita entre 1808 y 1832 por el autor alemán Goethe, que basó el argumento en la antigua leyenda de un hombre que vende su alma al diablo para obtener riqueza y honores. Otra obra romántica importante es Don Juan Tenorio (1844), del escritor español José Zorrilla.
También se hizo popular en Europa un tipo de obra llamada melodrama. El melodrama contaba historias emocionantes de héroes, heroínas y villanos. Mezclaba comedia, tragedia y música con espectaculares acontecimientos que requerían efectos sorprendentes (por ejemplo, terremotos y persecuciones a caballo).
A mediados del siglo XIX se desarrolló un nuevo tipo de obra basada en el realismo. Los argumentos se centraban en la vida cotidiana, como las relaciones de las familias en sus hogares.
A finales del siglo XIX hubo algunos dramaturgos que se especializaron en la creación de personajes realistas, con problemas, sentimientos e ideas como los de cualquier persona. Entre ellos destacan el noruego Henrik Ibsen, el sueco August Strindberg, el irlandés George Bernard Shaw y el ruso Antón Chéjov.
Al mismo tiempo se ponían de moda en Europa muchas formas de representaciones populares que mezclaban la canción, el baile y la comedia.
En el siglo XX el teatro siguió desarrollándose en una gran variedad de formas. Algunos de los dramaturgos más importantes de ese siglo son el estadounidense Arthur Miller o el alemán Bertolt Brecht, cuyas obras plantean al espectador diversas cuestiones políticas.
Los musicales también tuvieron un enorme éxito en el siglo XX. Entre los más famosos destacan West Side Story y El fantasma de la ópera.
El fantasma de la ópera:
El musical también es una forma de teatro

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